Tribuna

Santa Marta

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Antonio Pelayo, corresponsal de Vida Nueva en RomaANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma

“El mayor problema, por ahora, es la programación de los grupos que asisten a la Eucaristía que Bergoglio celebra todos los días a las siete de la mañana…”

El cardenal venezolano Rosalío Castillo Lara nunca pudo imaginar que la residencia que hizo construir junto a la antigua residencia de Santa Marta, en el Vaticano, para albergar en su día a los cardenales electores, iba a convertirse en residencia papal. Pero así ha sucedidod por decisión del primer papa latinoamericano de la historia.

Concebida con otra finalidad, la “casa” se adapta mal que bien a las necesidades de su nuevo huésped. La intendencia y la seguridad parecen por ahora aseguradas; algo menos, desde luego, la discreción sobre cuanto hace el Papa.

El mayor problema, por ahora, es la programación de los grupos que asisten a la Eucaristía que Bergoglio celebra todos los días a las siete de la mañana. Son millares las personas de los cinco continenetes que han solicitado asistir a dichas misas.

A partir de enero, participarán en ellas representantes de las diversas parroquias de la Diócesis de Roma que el Papa no podrá visitar, como hizo Juan Pablo II y, en menor número, Benedicto XVI. Es “otra” manera de ejercer su ministerio como obispo de Roma.

En el nº 2.877 de Vida Nueva.