Tribuna

Sentir con la Iglesia

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‘Sentir con la Iglesia’ fue el dramático lema episcopal de san Oscar Arnulfo Romero. Un sentir que fue tejido con la sangre de un corazón abandonado totalmente al amor por el Papa y la Iglesia.



Un amor que condujo siempre sus pasos obedientes que, a pesar de las tensiones que lo condujeron al martirio, nunca hicieron titubear su fidelidad al Vicario de Cristo. Fidelidad firme, a pesar del capítulo amargo que vivió directamente con San Juan Pablo II y que ciertos intereses han enturbiado aun más con falsedades interesadas, precisamente para alejarnos de la unidad donde se vive el sentir con la Iglesia.

A través de san Oscar Arnulfo Romero llegué a esta comprometedora afirmación de sentir con la Iglesia. Afirmación que podríamos hacer remontar hasta San Ignacio de Loyola que abre todo un mundo delante de nuestros ojos de católicos, un mundo que encierra todo lo que significa la vida cristiana. Una afirmación que, entre otras cosas, indica que estamos siempre con el Papa y los Obispos, pastores puestos por el Espíritu Santo al frente del Pueblo de Dios.

Sentir Con La Iglesia

Sentir con la Iglesia

En una oportunidad, San Pablo VI, explicó en un discurso de qué se trataba ese sentir con la Iglesia: “Cuando me preguntan qué tenemos que hacer, cuál es hoy el deber más urgente en estas circunstancias, mi respuesta es: ¡Fidelidad a la Iglesia! Fidelidad a la Iglesia, que después quiere decir otra fidelidad trascendente: ¡Fidelidad a Jesucristo! ¡Fidelidad al Evangelio! Fidelidad a todo el patrimonio de fe, de esperanza y de amor que nos da nuestra religión”. Fidelidad al Papa que es el Vicario de Cristo.

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, recordaba antes de una visita ‘ad limina’ que “la fidelidad al Papa es uno de los rasgos más típicamente católicos, sea quien sea el Papa que nos da Dios en cada momento”.

Precisamente por ello, Benedicto XVI insistió siempre en lo fundamental que es ser siempre fieles a la Iglesia y al Sucesor de Pedro: “La fidelidad de Dios es la clave y la fuente de nuestra fidelidad. Hoy quisiera llamar vuestra atención precisamente sobre esta virtud, que expresa muy bien el vínculo especial entre el Papa y sus directos colaboradores, tanto en la Curia romana como en las representaciones pontificias: un vínculo que para muchos tiene su raíz en el carácter sacerdotal del que están investidos, y se especifica después en la peculiar misión confiada a cada uno en el servicio al Sucesor de Pedro”.

Fidelidad a Francisco

“En Roma sentí mucha consolación ante el Papa: solo quería ver en Él al Vicario de Jesucristo, al Cristo visible, al cual hago profesión de servir fidelísimamente como único empeño en mi vida; al Cristo visible de nuestro voto de obediencia”, escribió en 1959 la Madre María Félix Torres, fundadora de la Compañía del salvador. Palabras que tienen que ser base para el existir cristiano. No veo cómo se puede ser cristiano al margen de estas palabras sencillas de alguien que sintió profundamente a la Iglesia, que respiró con la Iglesia. “Es necesario que sintamos con la Iglesia jerárquica”, como dice san Ignacio de Loyola.

En estos tiempos de tantas confusiones de origen legítimo, pero otras de origen muy dudoso, en lo personal, afirmo y reafirmo mi fidelidad al Papa Francisco. En medio de este mar embravecido por las distintas ideologías que buscan mover a la Iglesia hacia sus propios intereses, afirmo y reafirmo mi fidelidad al Papa Francisco. Una fidelidad que, en modo alguno, me impulsará a señalar, ofender, exponer públicamente a aquellos que se ufanan de su rebeldía. Todo lo contrario. Mi fidelidad a Francisco me estimula a orar por ellos para que recuerden que nuestra fidelidad a la jerarquía de la Iglesia es una respuesta a la fidelidad de Dios. Paz y Bien


Por Valmore Muñoz Arteaga. Profesor y escritor. Maracaibo – Venezuela