Tribuna

Que todos invoquemos al Dios de la Paz

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Cuando se han sucedido los ataques terroristas en Bélgica o en Francia, te planteas que también donde vives, más siendo una ciudad como Barcelona, puede suceder algo parecido, aunque nunca crees que realmente ocurrirá. Cuando pasa, no te lo puedes creer. El miedo, el terror, la impotencia se hacen eco en un lugar de movimiento de personas, de turismo, de colorido, en definitiva, de vida. ¿Qué pasa en el mundo cuando se arrolla la vida en lugar de cuidarla? ¿Cómo sentirnos al comprobar que los sueños, el presente y el futuro quedan condicionados por la velocidad del mal?

El móvil, los mensajes de whatsapp, la cercanía de la gente se hace en estos momentos muy presente. También la oración, los deseos de sentirnos unidos frente al odio y a la violencia. Van cayendo, como cuentagotas, los datos de las víctimas del terror arrasador e inmisericorde. Las buenas noticias de los que se han visto libres de la catástrofe. Se repiten los testimonios, incluso en la carretera. Una profesora del Col·legi Padre Damián SS.CC. escribía en el grupo de profesores: “Nosotros OK, pero nos han retenido en la autopista cuando íbamos para Mataró. Mi hijo ha visto cómo repartían las metralletas, el cargamento. Se ha quedado impresionado y ha llorado”.

Ojalá, entre todos, trabajemos unidos y decididamente por la paz en el mundo entero. Que ninguna familia tenga que llorar por muertos o heridos víctimas del terror. Que ningún niño pase miedo al ver las metralletas que, curiosamente, son las que proporcionan seguridad cuando la paz parece haberse alejado. Que todos invoquemos al Dios del Amor y de la Paz, que nos une como humanidad, como hermanos.

Recemos, con fuerza y convicción, la oración que nos regaló el Príncipe de la Paz, por las víctimas, por sus familias, por la humanidad entera, sabiendo que el Bien triunfará: Padrenuestro…