CON ACENTO
CARLOS MOIA. Sacerdote y director de Producciones Luján
El camino recorrido en los medios de comunicación comenzó desde muy joven, en mi casa, como oyente de radio y lector del periódico que compraba mi familia. Vivíamos frente a los estudios de Radio Splendid, en Buenos Aires. En esa época se podían presenciar los programas en vivo, y yo allí estaba cada vez que podía, para participar y aprender de ese mundo apasionante que es la radio .Esos fueron mis primeros pasos.
Luego, como estudiante, en 1968, hice microprogramas para jóvenes para Radio Del Plata. Este fue el inicio decidido en el camino de los medios que llega hasta estos días y que sigue abriéndose con nuevos proyectos.
Al ingresar al seminario continué con los microprogramas. Como seminarista conseguía mensajes de Radio Vaticana en formato cinta para difundirlos en algunas radios comunitarias. Recién ordenado sacerdote, en 1977, fui enviado a trabajar en la dirección pastoral de la revista Pan y Trabajo, que se editaba en el Santuario de San Cayetano del barrio porteño de Liniers. Esta revista fue un valioso instrumento de la reforma de la religiosidad popular que se había iniciado en 1970. Mi experiencia con la religiosidad popular fue de la mano del “viejo” Tello, Lucio Gera y Guillermo Rodríguez Melgarejo, con quienes tuve encuentros personales y charlas en las que compartíamos una misma espiritualidad. Era un tiempo muy fecundo e interesante, pero por sobre todas las cosas, un tiempo de búsquedas. Se podía soñar y crear sendas de evangelización en el seno de nuestro pueblo.
Los años pasaban y el camino seguía en la senda de lo comunicacional. En el marco del Congreso Eucarístico Nacional de 1984, en Buenos Aires, llevé adelante la campaña evangelizadora del Cristo Peregrino. Se distribuía una imagen de Jesús que fuera motivadora de celebraciones en las casas. El gran cambio fue motivar a la gente para que se acercara a las capillas, a las parroquias y los colegios a retirar el material. Se utilizaron todos los medios de comunicación de la época (radio, televisión, vía pública y gráfica) de una manera muy intensa. Esta difusión trajo como resultados la distribución de un millón de ejemplares del ícono con el material pastoral para las celebraciones familiares.
Todos estos proyectos fueron alentados por el Concilio Vaticano II y por el impulso de los documentos de Medellín, San Miguel y Puebla, escritos desde la realidad latinoamericana. Intentábamos ser eco para que esa espiritualidad resuene en las distintas comunidades.
Radios comunitarias para la comunidad
En este camino de la comunicación, fui el primer director de la Oficina del Libro de la Conferencia Episcopal Argentina. Volviendo la mirada, siento que Jesús siempre acompañó esta tarea al servicio de su Buena Noticia en el ambiente maravilloso de los medios.
Este caminar que fui emprendiendo con mucha alegría y sacrificio, no lo realice sólo sino que fui encontrando hermanos y hermanas que se entusiasmaban con el proyecto, formando parte del equipo de Producciones Lujan (www.produccioneslujan.org.ar), nombre con el que se conoce al Centro de Comunicación Nuestra Señora de Luján (CCNSL). Hoy celebramos los 30 años de vida de este sueño de comunicar el Evangelio a través de la voz que materializa las ideas y las utopías, mediante las palabras que en formato radiofónico intenta llegar a todos los oídos del Pueblo de Dios.
El proyecto evangelizador desde lo radiofónico se fue gestando a partir de otros proyectos, especialmente, la revista Pan y Trabajo, que llegó a tener una tirada mensual de 55 mil ejemplares que se distribuía en toda la Argentina.
Quiero nombrar a alguien, que en primer lugar es un amigo: Miguel Esteban Hesayne. Él fue obispo de Viedma. En ese tiempo, y aún hoy, continua aconsejando y guiando a Producciones Luján, como obispo emérito, desde Azul, su ciudad natal. Él nos abrió las puertas institucionales cuando las teníamos cerradas.
En 1986, la manera elegida de contar la vida de nuestros pueblos fueron los radioteatros en casete para ser emitidos por las radios comunitarias, un medio de comunicación que tiene una llegada muy amplia a nivel territorial, y de acceso a toda la población de distintos recursos. Para esa primera etapa se realizaron dos ciclos de programas que denominamos Rezando Juntos y Esperanza Nuestra. Mediante temáticas sociales, pastorales, cuentos y programas para chicos, intentamos cubrir todas las edades de los oyentes para que las radios comunitarias cuenten con recursos para toda la comunidad. Con el paso del tiempo la radio fue ocupando otro lugar y nos fuimos adaptando, variando la duración de los microprogramas, entre 25 minutos y 2 minutos.
El 2007 fue un año muy importante para Producciones Lujan ya que pudimos cumplir otro sueño. Logramos tener una sede propia, la cual fue bendecida por el cardenal Jorge Mario Bergoglio. Él siempre nos alentó en este camino misionero y evangelizador desde los medios de comunicación, y nos dejó una frase que guardamos con mucho cariño: “El trabajo de ustedes es misionero, llegan donde la iglesia no llega”.
Actualmente, este equipo está integrado por unas 20 personas, entre escritores, locutores, técnicos, personal administrativo y de mantenimiento. Consciente de que se nos dificultaba llegar a muchos hermanos de sectores postergados de nuestro país y de América latina, atento a los signos de los tiempos y al avance de las tecnologías, con el equipo empezamos a pensar cómo llegar a más hermanos.
Al encuentro de los comunicadores
En este caminar de Producciones Luján, otro paso que dimos fue el de salir al encuentro de los comunicadores. Nos encontramos con distintas realidades y para compartir los saberes de los hermanos y hermanas, organizamos los Talleres de capacitación para comunicadores. Esta experiencia de encuentro es de gran valor y muy rica para seguir trabajando con y para nuestro pueblo.
El gran desafío de estos proyectos es crear espacios populares donde todos se sientan incluidos y tengan la posibilidad de decir su palabra.
Como comunicadores del Evangelio, nuestras metas son:
• Promover la comunicación a través de las radios populares en las distintas comunidades y al servicio del Evangelio, que es Buena Noticia para todos los pueblos.
• Formar comunicadores y técnicos competentes, comprometidos con los valores humanos y cristianos en la transformación de la sociedad.
• Crear y sostener redes de radios populares para integrar comunidades.
• Promover desde la radio popular el intercambio de experiencias que fundamentan nuestras raíces.