Tribuna

Una cuaresma ecológica

Compartir

Los católicos no solo somos espectadores de nuestra fe, sino que movidos por la esperanza hemos de llevar el amor a donde más se necesita, por ende, el católico debe verse movido por la urgente y constante llamada del papa Francisco a una conversión ecológica, defendiendo y custodiando nuestro planeta, nuestra casa común (ecología: ekos; casa y logos: tratado, estudio o cuidado).



Durante este camino penitencial, iniciado el Miércoles de Ceniza y hasta el Jueves Santo, la Iglesia nos propone 40 días de conversión personal y comunitaria (recordando los 40 días de Jesús y los 40 años del pueblo de Israel, en el desierto), en preparación de la celebración más importante del cristianismo: la Pascua de Resurrección del Señor.

En esta Cuaresma deberíamos estar dispuestos a mirar con ojos limpios la presencia de Dios cada que contemplemos su Creación. Con el corazón debemos de discernir con urgencia los problemas de nuestra Casa Común, desde la perspectiva de la “conversión ecológica integral”, propuesta por el papa Francisco. Debemos de tomar las decisiones y las acciones, personales y comunitarias, que nos permitan transformar nuestro interior y nuestro entorno, para convertirnos en auténticos hijos e hijas de Dios, siendo “custodios de la Casa Común”.

Nuevas Especies Amazonia EFE

“Las reflexiones teológicas o filosóficas sobre la situación de la humanidad y del mundo pueden sonar a mensaje repetido y abstracto si no se presentan nuevamente a partir de una confrontación con el contexto actual, en lo que tiene de inédito para la historia de la humanidad. Por eso, antes de reconocer cómo la fe aporta nuevas motivaciones y exigencias frente al mundo del cual formamos parte, detengámonos brevemente a considerar lo que le está pasando a nuestra casa común” (papa Francisco, LS 17). El papa Francisco nos da unas pistas para reflexionar sobre el estado en que se encuentra nuestro mundo, en el primer capítulo de la encíclica “Laudato Si”.

La Casa Común, un gran regalo de Dios

La invitación de esta Cuaresma es a reducir la contaminación del aire; en 2018 la Agencia Europea del Medio Ambiente cifró en 30.000 las muertes prematuras cada año tan solo en España a causa de la contaminación. Nos empeñamos en seguir el camino hacia nuestra muerte, en vez de elegir el camino de la vida. Cambiar tus hábitos de consumo y transporte, pueden mejorar la vida de todos. La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación.

Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático. (papa Francisco, LS 111).

Debemos agradecer a Dios el gran regalo que es nuestra Casa Común, el planeta Tierra. Todo lo relativo a nuestro planeta, incluida la atmósfera terrestre, es un milagro difícilmente explicable que nos desborda también desde la ciencia. ¿Por qué se han dado las condiciones oportunas en este planeta y no en otros cercanos para el desarrollo de la vida?. Podemos caer en la tentación de creer que la tecnología nos salva de todo, que el ser humano es más poderoso que los elementos… pero el Cambio Climático que estamos acelerando y provocando, dando rienda suelta a nuestras tentaciones, nos conduce hacia una era temeraria, donde la extinción de especies y de recursos, condicionará nuestra propia existencia.

Lea más: