Tribuna

Una cultura vocacional “en salida”

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Dios es el protagonista de toda vocación. Es Él quien toma la iniciativa para llamar a su servicio. Sin embargo, la respuesta vocacional –mediada siempre por la fe– supone el ejercicio de la libertad de la persona humana: la vocación es llamada de Dios que encuentra su plenitud en el ‘sí’ gozoso y libre de quien responde al Señor.



Llamados a la santidad

También hoy, en medio de un mundo en crisis, el Señor sigue llamando a su servicio: la Iglesia es testigo de toda una variedad de vocaciones, todas ellas tendientes a la santidad. El papa Francisco ha ofrecido a los cristianos algunas reflexiones vocacionales que bien vale la pena recordar.

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En la Exhortación Apostólica ‘Evangelii gaudium’, que ha sido el documento programático de su pontificado, al asunto vocacional está íntimamente ligado a la dimensión misionera (o evangelizadora) en la que encuentra su razón de ser, precisamente, la vocación de la Iglesia. De hecho, señala Francisco que sin “fidelidad de la Iglesia a la propia vocación”, cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo (EG 26).

Frente a las vocaciones particulares, el Papa insiste en la necesidad de orar para que el Señor conceda vocaciones especiales al sacerdocio y a la vida consagrada (EG 107), pero también hace un profundo reconocimiento de las vocaciones en la vida laical como transformación de la realidad (EG 201), particularmente en la economía (EG 203) y en la política (EG 205).

Vocaciones en la Iglesia

Las encíclicas del papa Francisco no dejan de arrojar cierta luz sobre la vocación. Aunque en las tres no se aborde específicamente el tema, sí se presentan nuevas lecturas sobre el llamado de Dios que proviene de la fe (Lumen fidei) y que se traduce en acciones y compromisos de cuidado de la casa común (Laudato Si’) y de todos los seres humanos a quienes nos debemos en fraternidad (Fratelli Tutti).

En particular, esta última encíclica amplía el horizonte vocacional señalando que “en los dinamismos de la historia, a pesar de la diversidad de etnias, sociedades y culturas, vemos sembrada la vocación de formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros” (FT 96).

Una reflexión particular ha dirigido el Papa en la Exhortación Apostólica ‘Amoris laetitia’, que resulta del trabajo de los dos Sínodos dedicados a la familia. Retomando el horizonte de la vocación al amor (AL 69), enfatiza que la opción matrimonial es también una vocación que requiere un ejercicio de discernimiento (AL 72) y que está puesta también al servicio de la evangelización y del anuncio del Reino (AL 88; 203; 211).

Un carácter central frente a la reflexión vocacional en el magisterio del Papa argentino se encuentra en la Exhortación Apostólica ‘Gaudete et exsultate’. Ella, de por sí, contiene un asunto vocacional: todo el texto aborda el tema de la ‘llamada’ (es decir, de la vocación) a la santidad.

El documento se abre con un primer capítulo que recuerda la universalidad del llamado a la santidad, un asunto que el Concilio Vaticano II destacó con fuerza. Para Francisco, aun cuando existen muchas formas de testimonio, “todos estamos llamados a ser testigos” (GE 11). La idea de que todos estamos llamados por Dios a la santidad, en el lugar en que nos encontremos se repite constantemente en la exhortación. El tema del discernimiento, tan íntimamente ligado a la vocación, aparece en los últimos párrafos del documento (GE 166-175) como un auténtico ejercicio de “salida de nosotros mismos” en dirección a Dios y al servicio de los hermanos.

Discernimiento

El asunto del discernimiento va a ser desarrollado con mayor profundidad en la exhortación apostólica ‘Christus Vivit’, publicada después de la celebración del Sínodo dedicado a los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.

Todo el documento, escrito de manera cercana a los jóvenes, está lleno de frases vocacionales cautivantes y, como si hiciera falta, el capítulo VIII está dedicado específicamente a la vocación. El Papa explica a los jóvenes que la vocación cristiana es, en primer lugar, un llamado a la amistad con Cristo y una entrega a los demás. También allí presenta, además de las vocaciones a una consagración especial, los escenarios del amor, la familia y el trabajo como lugares donde se descubre con fuerza la vocación (CV 248-277).

Dentro de esta selecta colección no pueden faltar los Mensajes que el papa Bergoglio ha enviado con ocasión de las Jornadas Mundiales de Oración por las Vocaciones.

Las sentidas reflexiones del Papa han abordado asuntos como las palabras de la vocación –dolor, gratitud, ánimo y alabanza– (2020), la valentía de arriesgar por las promesas de Dios (2019), la escucha y el discernimiento (2018), el empuje misionero (2017), el carácter eclesial de toda vocación (2016), el éxodo como dinamismo vocacional (2015) y la vocación como testimonio de la verdad (2014).

Sobre todas estas reflexiones vale la pena volver una y otra vez para comprender los dinamismos vocacionales que, a todos los cristianos en general, y a los consagrados en particular, nos deben ir motivando.

* Religioso y educador lasallista. Formador del Postulantado Lasallista en Chía (Colombia).