Voces puertorriqueñas retumban en un panel sobre las siete palabras 

La parroquia San Pablo Apóstol de la Diócesis de Caguas organiza un debate entre diferentes líderes del país

Bajo el lema ‘Todo lo que está fuera del Amor no tiene autoridad’, la parroquia San Pablo Apóstol de la Diócesis de Caguas en Puerto Rico comprometidos líderes del país reflexionaron sobre las Siete Palabras en el marco de la realidad social de ese archipiélago caribeño. Esas voces de testimonio y denuncia retumbaron en el panel sobre las Siete Palabras de Cristo en la Cruz, en el que se destacaron la responsabilidad colectiva para el buen gobierno, la esperanza que deben cultivar los organizadores de las luchas sociales, y, la educación digna basada en la justicia social.



En el mismo nivel, el panel también presentó reflexiones testimoniales sobre el abandono que sufren los jubilados, la situación del hambre en el mundo, en especial de la infancia, el compromiso para lograr las metas sociales y patrióticas y la importancia del sentido de propósito en la vida y la importancia de la espiritualidad en la sanación de los enfermos.

“Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” fue comentada por el profesor de la Pontificia Universidad Católica y ex representante a la Cámara Víctor García San Inocencio, la palabra de “Hoy estarás conmigo en el paraíso” la comentó el organizador social y sindical Armando S. Pintado, y, el presidente de la Universidad Interamericana, el doctor Rafael Ramírez, expuso sobre “Hijo he ahí a tu madre, madre he ahí a tu hijo”. La cuarta palabra, “Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado”, la tuvo a su cargo José Rivera, presidente de la junta síndicos del sistema de retiro de los empleados de la Autoridad de Energía Eléctrica y Magali Millán, presidenta de la junta de directores del programa REDES de la diócesis de Caguas, comentó sobre “Tengo sed”.

El periodista e historiador del deporte Jossie Alvarado reflexionó sobre “Todo está consumado” y el panel culminó con la presentación de “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” por el poeta, médico y ex presidente del Ateneo Puertorriqueño Hamid Galib. 

Denuncia de las injusticias

García San Inocencio, quien comenzó explicando cómo el tradicional sermón de las Siete Palabras se originó en Perú, en el Siglo XVII como parte de una predicación para denuncias las injusticas contra los pueblos amerindios y esclavos de América Latina. Destacó la relevancia actual que sigue teniendo ese sermón para la reflexión social y planteó que es un error ver los beneficios y las responsabilidades como cosas individuales cuando en la realidad son colectivos y que toca al pueblo hacerse cargo de propiciar el buen gobierno y el mejoramiento de la sociedad. 

Armando Pintado concentró su testimonio en el problema de la deuda de Puerto Rico y la responsabilidad del organizador de las luchas sociales y sindicales en “la promoción de la esperanza”. Describió cómo el pueblo “ha tenido que estar pagando con privaciones y empobrecimiento la deuda, que beneficia a unos poco”. Pero, argumentó, la realidad es que, “a pesar de esas condiciones, el pueblo puede prevalecer, esfuerzo en el que la esperanza tiene una función muy importante”.

El testimonio de Rafael Ramírez fue sobre la educación y la dignidad. Presentó un panorama sobre la forma en que el “deterioro económico ha provocado la emigración masiva y el cierre de instituciones educativas”. La situación es tal que se hace necesario que el proceso educativo atienda la dignidad, “para lo cual debe basarse en la justicia social”. Concluyó sus palabras haciendo una convocatoria para este novedoso formato de las siete palabras aplicadas a la realidad del país se lleve a cabo cada año en todas las parroquias.   

 La realidad social

Por otro lado, Rivera dio testimonio sobre el calvario y el abandono que padecen los jubilados, después de haber trabajado buena parte de su vida. En particular, sobre la Autoridad de Energía Eléctrica, expuso que “se ha atacado el sistema de retiro de los trabajadores de esa corporación para facilitar la entrega de la AEE a la empresa privada”, pero insistió en que no tienen ninguna intención de rendirse, sino más bien, “continuar la lucha hasta vencer”. 

Millán presentó un recuento estadístico sobre el hambre y la miseria en el mundo y, en especial, el hambre, las enfermedades y la desnutrición de la infancia. En un momento se refirió a las denuncias del Papa Francisco sobre el hecho de que “los que más probabilidad de sufrir por hambre son precisamente los que se dedican a producir con su esfuerzo la comida del mundo”. No escapó a su análisis el aspecto de la injusticia especial contra las mujeres y comentó que peor que la situación de miseria de los obreros es la miseria de las esposas de los obreros.

Explicó que la sed expresada por Cristo en la cruz era la escena más humana de su sacrificio, pero que podía interpretarse también como hambre y sed de justicia. Con esas palabras destacó al Cristo/pueblo crucificado con las banderas de Puerto Rico, Haití y Gaza.

Alvarado usó el tema del deporte para compararlo con la vida en sociedad. Relató como los deportistas se esfuerzan al máximo, aunque saben que sólo uno llegará primero en la competencia y dijo “que mejor que jugar para un empresario es jugar para el equipo de todo el país”. Comparó el trabajo del equipo deportivo con la lucha que debe llevar a cabo cada generación y la importancia de que al culminar pueda decir que ha cumplido su deber para la sociedad y la patria.

Galib explicó que la salud integral se compone de los aspectos físicos, emocionales y espirituales. Criticó que en los sistemas de salud del país se deje de lado la salud espiritual y que, inclusive, se ofrezca la alternativa de morir. Para que no se pensara que al hablar del aspecto espiritual no se cumplieran los preceptos médicos, indicó que una manera general de entender el tema del espíritu era hablar del propósito de cada quien con su vida y argumentó que el que pierde el sentido de propósito se abandona en su salud física.

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