A la cárcel por Jueves Santo

  • El Papa presidirá la misa de la Cena del Señor por cuarta vez en una prisión; en esta ocasión, en el penal romano de Regina Coeli
  • Los presos “lo sienten como un amigo capaz de comprender el ánimo de un detenido”, asegura el capellán

El Papa lava los pies a los presos en Rebbia en 2015

Un Jueves Santo más, el papa Francisco celebrará la misa de la Cena del Señor en una de esas periferias de la sociedad a las que tantas veces hace referencia. El Pontífice acudirá a Regina Coeli, histórica cárcel romana situada a diez minutos caminando del Vaticano, donde será recibido por más de 600 personas entre reclusos y funcionarios de prisiones. En la ceremonia, doce presos de diversa nacionalidad y religión verán cómo Jorge Mario Bergoglio se arrodilla frente a ellos para lavarles, secarles y besarles los pies.

Como ya ocurrió en otras celebraciones del Jueves Santo, también esta visita del Papa a Regina Coeli será de carácter privado. A las cuatro de la tarde presidirá la Eucaristía en la zona central de la cárcel donde confluyen los distintos módulos de la prisión. Es el mismo lugar donde cada domingo oficia la misa el capellán, Vittorio Trani. Tras la celebración religiosa, habrá un saludo por parte de un preso y de la directora de la prisión, Silvana Sergi. A continuación, el Pontífice visitará la enfermería y la sección de la cárcel donde viven los reclusos que no pueden relacionarse con el resto por haber cometido delitos de una particular gravedad o haberse prestado a colaborar con la Justicia.

“Los presos admiran la valentía del Papa”

Trani, capellán de Regina Coeli desde hace 40 años, asegura que en el centro penitenciario están “electrizados” con la inminente visita del Papa. “Estamos muy atareados con la organización”, contó a la agencia Sir. Entre los 12 detenidos a los que Francisco lavará los pies, hay católicos, protestantes, ortodoxos, dos musulmanes y un budista. Han sido elegidos para representar a las diversas nacionalidades y confesiones religiosas de los reclusos. Más del 60% de ellos son extranjeros que provienen de 60 países distintos.

Más allá de la fe de cada uno, todos coinciden en su “gran consideración” hacia el Papa, asegura Trani. “Admiran su valentía y su atención al mundo de la cárcel. Lo sienten como un amigo, con un gran corazón capaz de comprender el ánimo de un detenido”.

Durante sus cinco años de pontificado, Bergoglio ha realizado numerosas visitas a prisiones tanto durante sus viajes internacionales como dentro de Italia. Con este serán ya cuatro los Jueves Santo que el Papa celebra en una cárcel. El año pasado estuvo en Paliano, a unos 60 kilómetros de Roma, hace tres años en el penal romano de Rebibbia y, en 2013, cuando acababa de ser elegido obispo de Roma, optó por el centro penitenciario para menores de edad de Casal del Marmo, situado a las afueras de la capital italiana.

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